En algunas formaciones habrás escuchado la expresión “piensa fuera de la caja” mientras te piden que “tengas ideas” o, peor aún, que “innoves”. La creencia de que eliminar las limitaciones y permitir que las personas piensen libremente aumenta la creatividad es de una candidez alarmante.
La pizarra en blanco, la lluvia de ideas, etc. para la “innovación” es un lugar común, pero este enfoque ilimitado en realidad reduce la creatividad y conduce a respuestas abstractas, ocurrencias del momento o propuestas que no son transferibles. Resultados: una pared, un dibujo, una mesa llena de ideas, sin ninguna vinculación consistente con la situación problemática y sin ningún compromiso coherente vinculado a las necesidades y habilidades de los participantes. Un brindis al sol.
Los grandes aportes se hacen desde lo conocido, solo tienen consistencia aquellos que provienen de una comprensión profunda del problema, el contexto, las limitaciones y la realidad existente. Estos límites estimulan la creatividad.
En lugar de decirles a los docentes que piensen “fuera de la caja”, bríndales estrategias más consistentes para transformar lo que hacen. Analicemos en profundidad el problema y las limitaciones y desarrollamos soluciones creativas dentro de marcos que no se pueden transgredir, como la contratación de docentes, la carga docente o la disponibilidad financiera… la creatividad conducirá a posibles soluciones, en el mejor de los casos.
Los desafíos bien definidos guían las intenciones de transformación, proporcionan limitaciones útiles. La comprensión profunda de los problemas es básica para no encontrar soluciones a problemas que no son los más relevantes.
Y sobre las limitaciones estructurales también debemos tener una estrategia de denuncia, de lucha política, de posicionamiento público… Nada de conformidad. Pero esta lucha se desarrolla en paralelo a la mejora constante dentro de las limitadas condiciones de acción. Donde dependa de nosotros, que no haya inmovilidad.
Comentarios por Boris Mir