Como es sabido, Jacques Delors, en su informe a la UNESCO titulado “La educación esconde un tesoro” (1966), propuso cuatro pilares fundamentales para la educación: aprender a saber, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser. En secundaria podríamos decir que, en la práctica real, la importancia de los cuatro pilares está disminuyendo. Hasta el punto de que en “aprender a ser” no prestamos la más mínima atención en las diferentes materias.
Este pilar se refiere al desarrollo de la capacidad de autocomprensión, autonomía y autorreflexión. En el contexto de la adolescencia, este proceso es esencial para que los jóvenes desarrollen una identidad sólida y una comprensión profunda de sí mismos. Durante la adolescencia, las personas experimentan cambios físicos, emocionales y cognitivos que afectan su personalidad y crecimiento de una manera muy importante.
Identidad y subjetividad en la adolescencia
Desarrollar el “aprender a ser” de los adolescentes implica ayudarlos a explorar sus intereses, valores y metas personales, ayudando a construir su identidad. ¿Quién soy yo?, es una pregunta fundamental que se hacen nuestros alumnos en esta etapa educativa. Me parece una oportunidad maravillosa para convertir el conocimiento cultural, las habilidades clave, las experiencias relacionales… en un aprendizaje significativo que pueda ayudarlos a responder a él.
Pero, ¿es también hora de preguntarse cómo estoy?, en el sentido de construir su subjetividad, que también es un asunto muy relevante en esta etapa de la vida.
La identidad se construye a través de la exploración y la reflexión sobre aspectos como el género, la cultura, las creencias y las relaciones interpersonales. La subjetividad se construye en referencia a la experiencia interna única de cada individuo, incluidos sus pensamientos, emociones y percepciones. Estos procesos, fundamentales para el desarrollo de una identidad personal y una comprensión profunda de la subjetividad propia y ajena, son los que debemos acompañar desde la secundaria.
Paradójicamente, la etapa de la Educación Secundaria es ideal para “aprender a ser”. No desde la tutoría, sino desde el aprendizaje global, desde la centralidad de las propuestas educativas. Una magnífica oportunidad para responder profundamente a quién soy y cómo soy, aportando una motivación e interés propio de esta etapa que probablemente echamos de menos.
Comentarios por Boris Mir