Sobre las competencias socioemocionales se han dicho tantas tonterías que es difícil abordar el tema con cierta serenidad. Básicamente, porque nos hemos empeñado en ser partidarios o detractores antes de entender de qué estamos hablando.
Tener competencias socioemocionales es conocer las emociones que experimentamos, saber expresarlas y gobernarlas, por una parte. Y, por otra parte, es hacerlo con las emociones de los demás para crear un vínculo respetuoso y ser capaces de mantener una relación satisfactoria.
Esto, en principio, no es ninguna negación de aprendizajes conceptuales, procedimentales… o del tipo que se ambicione. Más bien, son las condiciones de posibilidad de un aprendizaje de calidad. Condiciones que, en la escuela clásica selectiva, se consideran un prerrequisito y no un objetivo de aprendizaje del centro. Lisa y llanamente, los alumnos sin competencias socioemocionales terminan castigados o suspendidos, contribuyendo así al perfecto círculo de la exclusión y el fracaso escolar.
Desarrollar las competencias emocionales está intrínsecamente ligado al aprendizaje cognitivo, pues sin bienestar personal y relaciones vinculantes sabemos que aprendemos menos y más superficialmente. El reto consiste en integrarlo en las prácticas didácticas y la cultura pedagógica del centro. Y en no caer en el adiestramiento descontextualizado o a presentarlas como la cara banal y superficial de las emociones.
De las competencias socioemocionales se derivan otras muchas cuestiones aún menos consensuadas, las cuales merecerían un debate pedagógico más prolongado y exploratorio: ¿Qué tipo de vínculo hay que fomentar la escuela? ¿La empatía es imprescindible o basta la benevolencia? ¿Cuidar el bienestar de los demás es prioritario? La comunicación no violenta, ¿hay que enseñarla? Felicitar o alentar, ¿qué es más aconsejable? ¿El temperamento o el carácter, lo educamos en la escuela?
Sin embargo, estos interrogantes quedan subordinados a la necesidad de poner el debate razonado sobre las competencias socioemocionales en un lugar destacado en nuestras reflexiones docentes.
Comentarios por Boris Mir